Día 9: ¿Por qué hay una aguja en mi zapato? El misterio del costurero rebelde
Me desperté con una molestia en el pie. Pensé que era una piedrita en el zapato.
Era una aguja.
Una aguja.
¿CÓMO LLEGÓ HASTA AHÍ? ¿DÓNDE ESTÁN LOS DEDALES CUANDO MÁS LOS NECESITAS?
🧷 Bienvenidos al circo de mi costurero
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Hay agujas sueltas como si fueran soldados en una misión secreta.
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Los carretes de hilo se reproducen como conejos, pero siempre falta justo el color que necesito.
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¿El dedal? Probablemente se fugó con las tijeras pequeñas.
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Tengo un metro de costura que se autoenrolla como si estuviera entrenando para ser serpiente.
🎯 ¿Por qué pasa esto?
Porque lo mío no es un costurero.
Es una caja mágica de caos. Como una piñata, pero con más riesgos de herida.
A veces la cierro con cuidado… y cuando la abro otra vez, parece que hubo un terremoto textil de magnitud 8,3.
📦 ¿Solución? Un poco de orden (y mucha resignación)
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Usar imanes para agrupar agujas (cuando no estén en mis zapatos).
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Separar los hilos por color y tipo en bolsitas transparentes.
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Poner dedales y objetos pequeños en cajas más pequeñas (dentro del costurero).
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Y lo más importante: cerrar bien la caja. Siempre. No sea que el próximo ataque venga desde la estantería.
🤕 Reflexión del Día
Hoy aprendí que la creatividad sin organización es divertida… hasta que te clavas una aguja por accidente.
Pero entre pinchazo y pinchazo, recordé que este caos es mío, y que cada objeto rebelde tiene una historia, una costura, o un “¿quién me mandó a meterme en esto?”