Día 7: Cuando dices “solo voy a ordenar mis hilos” y desapareces 3 horas
Todo empezó con una frase inocente:
“Hoy no tejo, solo voy a ordenar un poco el rincón de costura.”
Spoiler: mentira.
No tejí, sí, pero acabé en un agujero negro de ovillos desordenados, agujas mezcladas con lápices, botones que no recordaba tener y una colección de retales que gritan "¡haz algo conmigo, cobarde!".
📦 Las etapas de ordenar tu rincón costuril:
-
Negación: “Esto me toma 15 minutos.”
-
Exploración: “¿Cuándo compré este hilo rosa fosforescente?”
-
Melancolía: “Ay, este retal me recuerda al vestido que nunca terminé…”
-
Autoengaño: “Podría empezar un nuevo proyecto ahora que encontré esto.”
-
Colapso: “¿Por qué hay lentejuelas en mi caja de botones?”
-
Aceptación: Vas por café. Lo dejas todo como estaba. Miras al infinito.
🧵 Lo bueno de ordenar (cuando lo logras)
-
Te reencuentras con materiales que ya habías enterrado emocionalmente.
-
Recuperas espacio físico y mental (más o menos).
-
Descubres que tienes 6 tijeras… y todas están desafiladas.
-
Renace la inspiración (o al menos las ganas de comprarte más cajas).
Sí, suena aburrido. Pero evitarás pasar 40 minutos buscando “ese hilo azul que seguro estaba por aquí… o tal vez no…”
😅 Reflexión del Día
Ordenar el espacio creativo es como tratar de peinar a un perro mojado:
parece posible, pero el caos siempre gana al principio.
Aun así, entre hilo y retal, recordé por qué me encanta este pequeño rincón: porque aunque esté lleno de desorden… también está lleno de ideas.
Mañana prometo volver a tejer. Si logro encontrar mi aguja número 4, que ahora mismo... está en paradero desconocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario