Día 11: El misterioso caso de la bufanda sin fin (spoiler: era yo)
Tejí durante tres días seguidos.
Café, música, ovillo nuevo. Todo bien. Pero… cada vez que medía la bufanda, tenía la misma longitud.
¿Ein?
¿Tejí? Sí.
¿Avancé? Claramente no.
📏 ¿Qué pasó?
Pasó que me equivoqué en el conteo. Varias veces.
Y sin darme cuenta, deshacía lo que tejía cada vez que corregía.
También descubrí que el patrón era “reversible”, pero eso también significa que nunca sabes que lado estás repitiendo mal.
Resultado: una bufanda eterna que no crecía, solo giraba en círculos como mi paciencia.
🌀 Síntomas de una bufanda sin fin:
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Mides cada media hora con esperanza.
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Empiezas a creer que el ovillo se regenera.
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Sospechas que el tejido se encoge por las noches.
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Ya no recuerdas si tejías para regalo, para ti… o por castigo.
🧶 ¿Qué aprendí hoy?
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Haz marcas de progreso. Un clip cada 10 cm te salva el alma.
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No te fíes del “parece largo ya”. Las bufandas tienen un pacto con el diablo: se ven largas… hasta que te las pones.
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Revisa el patrón cada tanto. No cada 6 horas como hice yo.
🧣 Reflexión del Día
Tejer una bufanda sin fin me enseñó paciencia, humildad, y que a veces tejes no para abrigarte… sino para recordar que los errores también forman parte del tejido.
Y que a la próxima, voy a hacer un cuello cerrado. Menos traicionero.
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