DĂa 1: ComprĂ© una máquina de tejer circular y ahora no puedo parar (literalmente, no sĂ© cĂłmo se apaga)
Hoy comenzĂł todo.
Fui a la tienda “solo a mirar”, como quien entra a una pastelerĂa con la intenciĂłn de solo ver los escaparates. Minutos despuĂ©s, salĂ con una caja bajo el brazo y una sonrisa sospechosamente satisfecha. Dentro: mi nueva obsesiĂłn. Mi máquina de tejer circular. Compacta, rosa, con aire de juguete pero promesas de productividad.
Spoiler: no me mintiĂł.
La montĂ© sin leer el manual (porque yo soy valiente... y terca). Le puse la lana, empecĂ© a girar la manivela… y ahĂ comenzĂł el torbellino de emociones: fascinaciĂłn, orgullo, pánico tĂ©cnico, luego fascinaciĂłn otra vez.
Y luego un gorro.
Y luego otro.
Y... otro.
¿Cuántos gorros necesita una persona?
No lo sé. Pero aparentemente, mi subconsciente piensa que es mejor prevenir una hipotermia colectiva.
La parte complicada llegó cuando intenté apagar la máquina.
Spoiler 2: no tiene botĂłn de apagado. ¿CĂłmo lo solucionĂ©? ParĂ© de girar la manivela y me sentĂ© sobre mis propias manos. Funciona.
ConclusiĂłn del dĂa:
Nos leemos mañana. O cuando logre parar de tejer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario