Día 17: El misterio del punto que desaparece
Hoy iba todo bien.
Monté los puntos. Empecé a tejer. Sonaba música de fondo. Me sentía como una diosa del hilo.
Hasta que… un punto desapareció.
Literalmente. No estaba. Lo conté tres veces.
🔍 El caso del punto perdido
Tejía en circular. Iba por la vuelta 12. De repente, un hueco en la trama. Como si alguien hubiera dicho: “a este punto, no lo invites a la fiesta”.
¿Se cayó? ¿Saltó? ¿Fue abducido?
🧠 Diagnóstico:
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Aguja mal posicionada: el gancho no recogió el hilo. 
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Tejí demasiado rápido, como si corriera una maratón de punto. 
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Tal vez un fantasma textil quiso probar algo nuevo. (Teoría no comprobada.) 
🧵 La reparación (aka cirugía textil)
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Identifiqué el hueco (tras 10 minutos de pánico). 
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Usé un ganchillo para “resucitar” el punto caído. 
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Lo subí con cuidado por cada vuelta hasta alcanzar el nivel actual. 
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Lo aseguré con un pequeño punto doble… y un rezo. 
💡 Consejo pro (aprendido a la mala):
Ten a mano un ganchillo pequeño siempre.
Nunca sabes cuándo un punto va a tener crisis existencial.
🤯 Reflexión del Día
Perder un punto te hace valorar cada uno de los que se quedan.
Como en la vida: a veces lo que falta te enseña más que lo que está.
Y no, no lloré. Fue alergia al algodón.


 
 
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