Día 14: Tejer en público — o cómo descubrí que la gente no puede resistirse a opinar
Hoy decidí salir al parque con mi tejido.
Sol, café para llevar, banquito cómodo… y mi proyecto del día: un cuello en punto elástico.
Spoiler: el cuello no avanzó mucho. Mi paciencia tampoco.
🗣️ Frases reales que escuché mientras tejía:
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“¡Anda! ¿Eso es crochet o macramé?”
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“¿No es más fácil comprar uno hecho?”
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“Yo tenía una tía que hacía eso, pero bien.”
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“¡Eso se ve complicado! Yo prefiero Netflix.”
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“¿Todavía se usa tejer?”
🎢 Lo bueno, lo malo y lo divertido
Lo bueno:
Un niño se acercó, me miró y dijo: “¡Guau, haces magia con hilo!”
Ese niño es mi nuevo mejor amigo.
Lo malo:
Una señora me explicó por qué lo que estaba haciendo “no se ve profesional”. Le sonreí como toda tejedora educada… y seguí tejiendo con más rabia.
Lo divertido:
Un señor mayor me preguntó si estaba “hackeando calcetines”.
📌 Tejer en público: consejos de supervivencia
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Lleva un proyecto sencillo. Punto fácil = conversación fácil.
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Auriculares: tus nuevos mejores amigos.
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Sonríe y asiente. Luego olvida lo que dijeron.
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Siempre lleva hilo de repuesto. No por el proyecto… por si lo lanzas.
🤷♀️ Reflexión del Día
Tejer en público es como sacar a pasear tu creatividad.
Pero prepárate, porque igual que los perros, atrae a todo tipo de personajes.
Y no, señora, no vendo gorritos por encargo.
(¡Todavía no!)